TRUMP : UN SÍMBOLO DE LA CEGUERA DE LA CASTA DOMINANTE

pARTAGEZ

El triunfo de Donald Trump en la elección presidencial de Estados Unidos era previsible y Jean-Luc Mélenchon recuerda haberlo señalado a dos periodistas. No por ser adivino, ni por leer en las cartas o los astros, sino por una simple cuestión de lógica y de análisis político .

El candidato de la Francia Insumisa se expresó así :

En las horas siguientes al anuncio del resultado de la elección en Estados Unidos, me pregunté cómo sería percibido el acontecimiento en lo más profundo de cada uno, en esa capa de la sensibilidad pública donde yo despliego mis antenas y donde busco mis puntos de apoyo. La respuesta es simple : con náusea por algunos, con una sonrisa burlona, por otros. Yo debo escribir aquí que ya sabía que Hillary Clinton iba a sufrir una derrota estrepitosa y espectacular.

¿Inmodestia, predicción retroactiva a posteriori ? Al menos dos periodistas pueden testimoniar que lo escribí claramente, antes del hecho, en un SMS.

Sin embargo, no soy ni adivino, ni super experto en encuestas, ni estuve presente en el terreno (aunque, de alguna manera, sí…). Sólo digo esto : hago política, como se decía antes, no para hacer carrera, sino como una manera de ver y de razonar.

La elección de Trump es un acontecimiento que hace concreto ese otro aspecto de la realidad, ese otro momento más global y más universal que debemos nombrar. Chantal Mouffe (1) lo designaba en nuestra conferencia conjunta, como : « el momento populista ». Por mi parte, yo lo llamo : « la era del pueblo ».

« La era del pueblo » aparece como una inmensa ola universal que presenta aspectos muy diversos, pero bajo formas comparables y a veces con contenidos profundamente similares. Esta ola mundial pasó por toda América, y no sólo por el sur del continente. Vosostros lo sabéis desde que lo abordamos aquí. La ola pasó también por el norte.

La elección de Barak Obama tuvo un impacto que no debemos menospreciar

No perdamos de vista que después de la era Bush, la elección de un afro-estadounidense del partido Demócrata, Barack Obama, ha sido un acontecimiento cuyo impacto no podemos pasar por alto. Lo que ello revelaba no se apagó con la decepción que provocó su presidencia. Y tampoco habría que perder de vista el impacto desmoralizante de sus batallas abandonadas. Y a la inversa, no hay que subvalorar la importancia de lo que puso en obra respecto de la seguridad social.

La continuación de este fenómeno en el tiempo ha sido más importante que las formas políticas que éste tomó en sus inicios. Este fenómeno de ola popular no volvió a su lecho después de una crecida, como se diría de un río. Pues no. La ola se extendió. Anclada al principio exclusivamente en la « izquierda », se propagó hacia la derecha. Las dos familias políticas en Estados Unidos fueron afectadas en profundidad.

El resultado de la elección muestra el camino que siguió la ola. Por un lado, la derecha quedó sumergida por el candidato y en lo que se refiere a los temas enraizados en las cuestión social : Donald Trump. Este es el punto de lo que no se dijo, no se vio, no se analizó por los comentaristas de salón que se copiaron unos a otros durante meses.

(¡Ojo ! yo no digo que Trump sea un candidato al servicio de lo social, ni que sea social, ni que yo lo apruebe de alguna manera).

Preciso esto entre paréntesis pues la jauría está al acecho desde que se produjo esta nueva derrota de sus predicciones y conminaciones. Sin olvidar a la « izquierdita » amargada, que apenas tres días antes del comicio atacaba a Ignacio Ramonet bajo el título infame de « Ramonet atrumpizado ». Se trataba de mostrar que hacer un análisis lúcido sobre los anclajes populares del discurso de Trump, significaba que Ignacio Ramonet los aprobaba.

Trump ganó porque supo movilizar como se debe al electorado popular de derecha

Terrorismo intelectual ordinario de los últimos recitadores de extrema izquierda : los hechos siguen siendo porfiados. Trump ganó por las razones que daba Ramonet. Movilizó como correspone al electorado popular de la derecha. Los hastiados del pueblo de ayer son los hastiados de hoy. Una vez que sus diagnósticos y pronósticos fueron desmentidos, vuelven a hacer valer sus errores para seguir recitando sus estribillos antipopulares.

Según ellos, Trump habría sido electo por un conjunto de débiles mentales. Una posición que ya mostró sus límites en el propio Estados Unidos. Porque haciendo jugar la indignación como único recurso de contraataque, la casta mediática demócrata reforzó el control de Trump.

Los sectores populares de derecha odian al clan Clinton y están hastiados y rechazan los medios informativos

En efecto, en los medios populares, la gente de derecha odia al clan Clinton (como una buena parte de estos medios). Pues sus métodos políticos, sus prácticas personales, sus contubernios con el Big Business (no olvidemos que los « Demócratas » hacen comercio de su compasión por los trabajadores) y su arrogancia parecen mucho más inmorales que las pedanterías sexistas de Trump que « al menos asume su grosería y su fortuna » (¡Ojo ! Yo no digo que sea mi punto de vista : yo describo aquí lo que sé es el pensamiento de la gente, allá)

Otro resorte esencial de la campaña de Trump fue también cuidadosamente escondido en los análisis posteriores a su victoria : es el hecho que su campaña ha reflejado el hastío y el rechazo hacia los medios informativos en los sectores populares. No obstante, cada incidente fue señalado y amplificado hasta el hartazgo (¡Ojo ! Yo no digo que fue un error, digo solamente lo que sintió la gente ante el corporatismo mediático).

Se habría podido pensar que esto bastaría para mostrar claramente donde se encontraba el bien y el mal. Pareciera que produjo el efecto contrario. Hay que decir que el estilo de la prensa norteamericana, que sirve de modelo y de ensueño a la nuestra, es el estilo de prensa « frontal ».

Me burlaría de ellos con todo gusto destacando que no era sólo Trump quien no se dirigía a ellos, haciéndolos abuchear en sus manifestaciones. Hillary Clinton también rechazó la mayoría de sus invitaciones y contactos de prensa. Por mi parte, pienso que cambiando el pueblo y las políticas se debe encontrar un lugar razonable para los medios informativos.

Trump se burló de la casta de la oligarquía desde el interior

Otro aspecto de la campaña de Trump fue el hecho de burlarse del sistema de la casta oligárquica desde el interior. Esto, que parece increíble, ocurrió. Hay que preguntarse entonces cómo se las arregló. El método es desconcertante. Usó como pretexto su propia fortuna . Así podía señalar e identificar a los que le había prestado dinero.

Trump dijo y repitió que no lo necesitaba y que no estaría bajo la influencia de los grupos de presión que lo distribuían entre sus adversarios en la primaria. Y como luego los mismos grupos de poder lo hicieron con Hillary Clinton, se puede entender bien entonces el malestar de no pocos « analistas ».

¿Cómo pueden decir que el odio hacia sus patrones y sus medios es una manera de ganar una elección?. Por supuesto los amigos de la gente importante, que Trump señaló, se precipitaron a hablar de otras cosas. Evidentemente tampoco se puede leer en la prensa que Trump encontrara un importante impulso en el rechazo que los medios informativos inspiran a la gente. Sus exabruptos (inadmisibles, por cierto) le significaron no pocas simpatías (por cierto, en los medios groseros). Pero hay que recordar para comprender, en el bien entendido que se trate de comprender. En este contexto daré algunas pistas sobre las cuales ya habrán oido hablar, pues no es todo.

De ese derechista repulsivo, Clinton no haría más que un bocado…

La señal del sentido « popular » de la candidatura de Trump fue dada muy rápidamente. Sobre todo cuando Trump ganó la primaria que no « podía sino ganar ». La casta mediático-demócrata se frotaba las manos. Un buen gran derechista, bien repulsivo, estaba en pista. Clinton no haría de él más que un solo miserable bocado.

Habría que haber mirado más de cerca. ¿A quien le ganó Trump ? ¿Eran ellos menos racistas que él, menos sexistas, menos miembros de la clase rica ? No, por supuesto. Eran todos mojigatos ostentatorios, candidatos obsesionados por las prédicas y las sentencias morales. Ninguno hablaba de los tratados de libre intercambio porque todos los aprobaban. Ninguno hablaba de los salarios bajos, ninguno hablaba del peso de las guerras porque todos las aprobaban. Y, en este terreno, el pueblo de derechas es como el pueblo de izquierdas : el salario, las guerras y todas las otras cuestiones sociales, constituyen lo insoportable de sus vidas cotidianas.

Es así como, en la derecha, lo social venció también a los religiosos. Bastó que Trump hiciese algunas declaraciones contra el aborto para satisfacer a esa masa confusa de misóginos amargados. Esta marginalización de los religiosos debería haber sido tomada en cuenta por los « analistas ».

Ello fue señalado por mi enviada, Sophie Chikirou -actual directora de comunicación de mi campaña- en cuanto llegó al terreno de la campaña a nivel de base. Este hecho confirmaba lo que se observaba al otro lado del tablero, en el campo demócrata. « La era del pueblo », « el momento populista » sumergían al país. Como una ola.

Pero en las alturas nadie había escuchado hablar de eso, nadie lo veía porque vivían entre ellos. ¿Dónde estaban los corresponsales de la prensa ? En el estado mayor de la campaña de los Clinton. Entre los perfumados, en la nobleza del antiguo régimen, corriendo de un cócktel a otro y machacando, entre exquisitos, los análisis de las encuestas que daban a « Clinton electa con un 90% de probabilidad ».

Contra Bernnie Sanders se utilizó la intriga, la manipulación del electorado y haciendo como si no existiera

Durante este tiempo, yo recibía informes de terreno de Sophia Chirikou que estaba en la campaña de Sanders. No en el estado mayor : ¡en el terreno!, en el puerta a puerta y en el teléfono, entre los equipos de militantes. Ella comenzó en el Estado de Nueva York, y continuó luego en el de Pennsyvania, en las mismas condiciones. Ya les había contado. Es un hecho bien conocido entre el mundo mediático parisino.

Les garantizo que su ceguera no va a cesar pronto, pues después de esa fecha no hemos recibido ni siquiera una invitación para ella, para ir a esos estudios de televisión donde pululan los expertos palabreros que tienen todos en común el hecho de haberse equivocado y de no haber estado ni una sola vez en el terreno para hacer campaña, pero que discurren con autoridad.

Los más cómicos de esos expertos son los norteamericanos, tan característicos por su acento, que vienen a lloriquear en directo la vergüenza de la casta a la que pertenecen y el desprecio por el pueblo que eligió a Trump.

Bernnie Sander hablaba de socialismo en Estados Unidos ¡Cuidado con el loco !

¡Cómo olvidar la manera en que fue tratado aquí el fenómeno Bernie Sanders ! Como si hubiera sido yo. ¿ Y allá ? Igualmente : intrigas, celadas, manipulaciones del electorado, ignorándolo y todo lo que se conoce en tales casos. En Francia, la prensa de buen gusto pasó su tiempo anunciando la victoria esperada de Clinton en lugar de preguntarse por qué Sanders ganaba en tantos Estados y por qué abusos tan groseros eran utilizados para impedir que ganara.

Lo más innoble fue la acusación de antisemitismo a la que fue sometido. Esto forma parte del conjunto que hay que soportar cuando se milita de lado nuestro. Pero, la verdad es que Sanders se había pronunciado por la solución de dos Estados (Palestina e Israel) y contra la colonización.

¡Cuidado con el loco ! Todo le cayó encima, a pesar de que su familia fue aniquilada por la deportación nazi y a pesar de que él vivió en Israel durante un tiempo. Hablaba de socialismo en Estados Unidos. ¡Cuidado con el loco !

Y sin embargo la masa popular formaba un bloque junto a él, con fervor, en manifestaciones gigantescas. Pero, cuando Sophia Chirikou informaba desde esa multitud de 50 mil personas -contadas una por una, a la entrada del lugar donde se celebraba el mitín de Sanders en Nueva York- lo que era una primicia informativa desde hace décadas, al escrutar la prensa francesa, el resultado era : nada, absolutamente nada.

La misma ola popular se manifestó clara y abiertamente entre los Demócratas. Pero ésta no consiguió vencer al viejo aparato partidario, tal como ocurrió entre los Republicanos.

Con Trump, la derecha volvió a afirmarse en su base popular. Con Clinton, los demócratas se separaron de ella. Al final, Trump gana con menos votos que los dos republicanos precedentes que perdieron y se sitúa por debajo de Clinton en el total de votos.

Pero Clinton pierde seis millones de votos con respecto al resultado de Obama : hubo millones de personas que no fueron a votar. Era más que previsible, puesto que yo lo había previsto, en circunstancias que estaba aquí, sentado en mi oficina.

Bastaba ver que la señora Clinton ganaba la primaria en los Estados claramente demócratas. Pero, Sanders ganaba la primaria en los Estados inclinados más bien del lado de los republicanos. Lo que quiere decir : en la confrontación, para representar al electorado popular en los Estados por ganar, se le cortó las alas a los que ganaban. La victoria mediante trampas y mentiras de la señora Clinton terminó por desmovilizar a quienes estaban bajo la presión « popular » de los Republicanos.

Los que no querían ver, no vieron nada

Y los que no querían ver no vieron nada. Y esto va a continuar, se los anuncio. Lo que tienen en los ojos, es la piel de salchicha de la clase y de la casta. No pueden ver. Es una imposibilidad sicológica total. Ver, sería tener que comprender. Y lo que necesitan comprender es insoportable para ellos. Ha sido así en todas las épocas prerevolucionarias.

La gente del mundo de los dominantes no puede ver la realidad que significa el fin de su dominación. La famosa frase atribuida a María Antonieta aparece así tan apropiada : « Si no tienen pan, que coman tortas ». Jean Patou y Marie Jacynthe patalean : « ¿No tienen trabajo ? ¡ Que hagan voluntariado !  » Macron (2), impaciente exclama : « Que se hagan uber » . Y así, etcétera. Pero ocurre que la vida es materialista. « La era del pueblo » es irrefutable.

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(1) El 2 de noviembre de 2016, Jean-Luc Mélenchon participó en París en un debate con la filósofa de la política Chantal Mouffe, sobre las tesis respectivas de « La era de pueblo » y « El momento populista ».
(2) Emmanuel Macron es un ex banquero que se declara socialista, nombrado ministro por François Hollande y ahora candidato « ni de izquierda ni de derecha » a la presidencia, sin someterse a la primaria del PS.

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