« En Francia, la llama de la rebelión republicana contra el odio y el egoísmo sigue presente : somos nosotros, tiene nuestro rostro y nuestra mirada », proclamó el jueves en Estrasburgo , el candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
Las primeras palabras de Mélenchon fueron el preámbulo de un discurso en el que habría de referirse ampliamente al contexto general en que se da la campaña presidencial en Francia, y que él asimiló a una « profunda crisis moral, cívica, financiera, social y ecológica ».
Más de 4 500 personas se habían congregado el jueves en la noche al interior y en los alrededores del Palacio de la Música y los Congresos de Estrasburgo, al este de Francia, en la frontera con Alemania, para escuchar al candidato de la Francia Insumisa. Más de 6 000 personas siguieron el evento transmitido en directo a través de Facebook y 13 000 a través de YouTube : en total, más de 20 000 ciudadanos vieron y escucharon a Jean-Luc Mélenchon. Como viene ocurriendo regularmente en todos los encuentros que sostiene, el candidato debió dividir en dos partes su intervención, para estar presente y compartir con las personas que, por falta de espacio, no consiguieron entrar a la sala donde se encontraba la escena principal.
Mélenchon comenzó ilustrando y definiendo los contornos de crisis de valores refiriéndose a un grave hecho de violencia policial ocurrido a comienzos de febrero en uno de los barrios periféricos de París y que fue consignado como el « caso Théo ». En la circunstancia, durante un control policial, cuatro funcionarios golpearon, insultaron, humillaron y violaron con una cachiporra a un muchacho negro, el que debió ser hospitalizado al presentar, aparte diversos hematomas, una grave herida en el recto.
El hecho, que tiene numerosos antecedentes y que en varios casos han significado la muerte de personas víctimas de la violencia policial, determinó una investigación judicial en curso, fue calificado por el magistrado encargado como « acto de barbarie » . Tal calificación está en contradicción con la de un primer informe del organismo especializado de la misma policía, que lo calificó de « hecho accidental » , y aquél del Ministro del Interior quien declaró que se trataba de un « trágico accidente ».
A pesar de todo, el ambiente de tensión provocado por la agresión al muchacho y las declaraciones oficiales en torno a ésta, no provocaron los motines masivos en los suburbios de las grandes ciudades francesas, como los que se produjeron en 2005, luego de la muerte por electrocución de dos menores sobre los cuales no existía cargo alguno y que eran perseguidos por la policía.
« Es un acto de barbarie y hay que decirlo alto y fuerte si luego se quiere tener la autoridad suficiente para poder decir que hay que respetar la ley « , declaró enfáticamente el candidato de la Francia Insumisa para referirse al « caso Théo ».
« Los hechos son inaceptables y traducen la profundidad de una crisis moral en una de las instituciones más importantes de un país (…) La policía tiene como primer deber el ser ejemplar y quiero creer que lo es. Una razón más para no tolerar ninguna desviación, pues entonces significa una amenaza para todo el mundo. Y estamos en esto cuando se termina teniendo miedo, en lugar de sentirse seguro, ante la presencia de un uniforme », añadió.
Mélenchon señaló la existencia de un ambiente insoportable en las relaciones entre la policía y la población joven de los barrios periféricos y populares de las grandes ciudades francesas. Esta situación es provocada, dijo, « no sólo por elementos que actúan por motivos que no tienen nada que ver con las tareas de la policía, sino por motivos ideológicos que los llevan a considerar que la población de ciertos barrios es sospechosa por definición y que algunas personas, por el hecho del color de su piel, son por vocación sospechosos ¡Es Intolerable!”, exclamó.
Según un estudio del Centro (francés) de investigaciones políticas del instituto de Ciencias Políticas (CEVIPOF) indica que el 57% de los funcionarios de la policía se declaran dispuestos a votar por la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen. En este contexto, Jean-Luc Mélenchon criticó enfáticamente la decisión del gobierno de permitir que la policía haga uso de sus armas de manera « más flexible » en el caso de la legítima defensa. ·« La ley ya permite la legítima defensa... no hay ninguna necesidad de agregar ni tampoco ninguna necesidad de hacerlo en un momento como éste », precisó.
El candidato de la Francia Insumisa se refirió enseguida a dos de los principios básicos que son considerados en el programa en lo relativo al funcionamiento de la policía y a sus relaciones con la población. Como contexto general de esta política, Mélenchon insistió en la necesidad de reconstruir el tejido social de los servicios públicos, para asegurar la presencia del Estado en sus distintas manifestaciones y no sólo a través del contingente policial. A partir de esta premisa, indicó la necesidad de terminar con la consideración de que la acción policial deba ser administrada como si se tratara de una empresa, poniendo sobre todo el énfasis en el rendimiento basado en el número de sus acciones ; en segundo término, la proscripción total de los controles fundados en consideraciones subjetivas como el aspecto físico, el atuendo o el color de la piel.
« Una democracia funciona - indicó - porque considera el orden y no puede funcionar si sólo considera la fuerza » y, refiriéndose en particular a la policía, dijo que la institución debe ser despojada de todos aquellos que no respetan « la regla básica de la República, que es que la ley y el orden deben ser honorables ».
De todas maneras, el candidato de la Francia Insumisa reiteró una vez más la absoluta necesidad de una participación ciudadana masiva en el ejercicio del poder. « Si acaso optáis por la revolución ciudadana a la cual yo os llamo, tenéis que saber que vuestro trabajo no consiste en transferirme la totalidad de la carga, esperando que desde lo alto yo venga a cambiar lo que no puede ser cambiado de esta manera », señaló. « No se puede cambiar profundamente si no estamos todos donde debemos estar en estos momentos, siendo convincentes y, sin que después, si me elegís, en el momento en que se tratará de ejercer el poder, ese poder no sea ejercido por millones de franceses y francesas que tendrán que conocer el contenido del programa, que no puede triunfar sin esta contribución de masas ».
Inspirándose en el espíritu y la voluntad del programa de la Francia Insumisa, proyectado esencialmente hacia la construcción colectiva de un futuro mejor, Mélenchon culminó la primera parte de su discurso, antes de referirse después al tratado CETA, con una frase plena de optimismo.
« Tenemos ganas de amar nuestro país, no tenemos ganas de mirarnos los unos a otros como enemigos, no queremos ver más a la policía como personas que nos atemorizan, tenemos ganas de tranquilidad, tenemos ganas de realización personal, no queremos una vida cotidiana parecida a una guerra permanente de todos contra todos. Esta vida está al alcance de nuestras manos ».