« Hay que hacer nacer una nueva civilización », proclamó el jueves el candidato presidencial de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. « Esta revolución ciudadana tiene primero que nada un contenido cultural, esto quiere decir terminar con la mentalidad del resignado que piensa que nada se puede cambiar ».
Mélenchon pronunció su discurso en Florange, una de las ciudades más importantes en lo que fue la principal cuenca siderúrgica al nordeste de Francia y, del mismo modo ahora, émblemática del declive de esta actividad en manos de capitales transnacionales. Los altos hornos de la compañía Arcelor Mittal en Florange, cerraron en 2013.
Según diversos analistas, tal situación y la desesperación consecuente, serían entonces las causas principales para el desarrollo registrado en esta región, en los últimos años, por las ideas vehiculadas por el neofascista y ultraderechista Frente Nacional.
En tal contexto, el discurso de Jean-Luc Mélechon fue mucho más que un discurso de campaña electoral del tipo tradicional catálogo de promesas. Muy por el contrario, una explicación detallada de la filosofía y de los principios que inspiran su programa de gobierno y sobre todo los fundamentos ideológicos de un llamado a participar en una tarea común, en pos de un objetivo también común.
Hay que « terminar con la idea que las cosas son así y que es muy complicado cambiar… » manifestó. « No, no es complicado, hay que querer y decidirse. Y si se hace este trabajo de explicación… veréis que dará frutos, pase lo que pase, porque hay que hacer avanzar las ideas… en un mundo que empuja al embrutecimiento, al odio, al combate ».
En la puesta en práctica de este espíritu de cambios que propicia, Mélenchon se refirió a la estrecha relación que a su juicio existe entre la necesidad de modificar las maneras de producir y de consumir y el respeto de la naturaleza.
Situándose en el contexto de una situación de la cual la región de Florange fue víctima, cual fue la deslocalización de la producción siderúrgica , el candidato de la Francia Insumisa fue categórico en denunciar el libre cambio impuesto como doctrina a nivel mundial , con sus efectos a nivel local, de paro, de destrucción de todo el tejido social y por fin del declive de toda una región.
« El libre cambio, que se nos presenta como un especie de horizonte insuperable, que consiste en aceptar mercaderías porque cuestan más barato, sin importar lo que sean, es una marca de egoísmo » denunció Jean-Luc Mélenchon . « Y, sobre todo, una prima que se da a aquel que es el más violento desde un punto de vista social, a aquel que peor trata a los asalariados, una prima a los irresponsables con la naturaleza… que ensucian todo »
Llamando a tomar conciencia de la responsabilidad que cabe a los países desarrollados en la deslocalización, para hacer producir en los países pobres a menor costo y en condiciones de maltrato de los trabajadores, el candidato de la Francia Insumisa fue violento en graficar esta situación :
« El acero que nos llega aquí está cubierto de sangre y de maltrato de la naturaleza », exclamó. « Esa es la verdad y la clave es la relocalización », añadió.
Y continuando luego en su enfoque de lo que debe ser la economía se refirió al proteccionismo que propicia, « que es una vocación de responsabilidad y una protección social », explicó, antes de presentar sus fundamentos.
« Soy partidario que no entre nunca más una mercadería que es producida en condiciones de esclavitud, no sólo porque compiten con las nuestras, sino porque es también la esclavitud de los que, como consecuencia, aquí no tienen trabajo », declaró.
La educación profesional, valorizada y enriquecida con todos los elementos culturales y artísticos que comprende la educación general, presentada como pieza esencial de todo el proyecto de desarrollo económico que propone la Francia Insumisa, fue el tema esencial de lo que fue en cierto sentido la tercera parte del discurso de Jean-Luc Mélenchon .
Tercera etapa, pues una vez más, la sala donde se llevó a efecto el encuentro, resultó estrecha para recibir a los cientos de participantes. Esto determinó que Mélenchon pronunciara una primera parte de su discurso al exterior , frente a una multitud que escuchó atenta a pesar de una temperatura de varios grados bajo cero y luego una segunda parte en el hall de entrada, antes de entrar a la sala principal.
Jean-Luc Mélechon rindió, en esta etapa de su intervención, un verdadero homenaje al trabajo profesional y manual, erigiéndose contra los prejuicios « de clase ».
« Las mentalidades deben cambiar totalmente. Tiene que cesar el desprecio por la enseñanza tecnológica y profesional », sentenció.
« La mano no tiene ninguna inteligencia sin el cerebro » , afirmó. Y poniendo como ejemplo actividades en que la destreza manual juega un papel esencial, recordó que esta no es posible « sin un conocimiento artístico, sin la educación que pasa por la música, la poesía, la pintura ». « Es sólo al precio de esta riqueza que se convierte en una mano hábil y totalmente subordinada al objetivo que el espíritu le ha trazado ».
« No existe el trabajo manual. Todo trabajo es intelectual vinculado a la mano. Y los que lo saben hacer son naturalmente más fuertes que lo que no saben y guardan todo en su cerebro », insistió.
A partir de esta idea de una enseñanza tecnológica y profesional valorizada y enriquecida , el candidato de la Francia Insumisa recordó que se necesitaban 300.000 personas para poner en marcha la economía del mar que está al centro del proyecto económico, lo mismo que otros 400.000 campesinos para emprender una nueva agricultura ecológica y rentable para los que en ella trabajan.
« Hay mucha gente que quiere ir a los liceos agrícolas pero a condición que después su trabajo en el campo sea bien pagado », dijo Mélenchon. « Pero alguien tiene que pagarlos y para esto es necesario que la gente gane más ». En consecuencia, concluyó : « Aumentar el SMIC (sueldo mínimo vital en Francia) es una medida ecológica ».
Reiterando la necesidad de cambiar la mentalidad resignada de aceptar el mundo tal cual sin cuestionar ni cuestionarse, en una reflexión sobre el contenido esencial del proyecto y el programa de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon explicó : « la palabra esencial es que somos semejantes y por lo tanto iguales en derecho. Y es porque somos semejantes en nuestras necesidades que somos iguales en derecho ».
« He aquí cómo estas dos ideas filosóficas se articulan para hacer un programa político que parte de una idea de armonía entre los seres humanos y con la naturaleza », concluyó.